1. Hábitat
Este extraño mamífero semiacuático es endémico del este de Australia y de la isla de Tasmania. A pesar de su exotismo, no se considera bajo amenaza inmediata de extinción.
Los ornitorrincos viven en complejos túneles de múltiples galerías (de hasta 30 metros) que cavan ellos mismos cerca de las riberas de los ríos.
2. Morfología
Una de sus características más llamativas es su pico de pato, con la salvedad de que está cubierto de pelo.
Su cola es parecida a la de los castores. Esta junto a sus patas traseras, parcialmente palmeadas, conforman un sistema perfecto para moverse por el agua.
Tiene un esqueleto más característico de los reptiles que de su propio género.
Posee abazones como algunos roedores, esto es, unas bolsas de piel situadas en la boca que le sirven para guardar comida -para más tarde-.
Su tamaño es más bien pequeño. Los machos miden entre 45 y 60 centímetros de longitud y pesan entre1-2.5 kg. Las hembras son un poco más livianas, entre 0.7 y 1.6 kg.
3. Veneno
Esta mezcla de topo, pato y ardilla es venenosa. ¿Un mamífero venenoso? Así es. Los machos tienen espolones en sus patas traseras que están conectados con una glándula venenosa en el muslo. El envenenamiento a seres humanos provoca hinchazón extrema y un dolor tan terrible que ni los analgésicos habituales pueden reducir (ni siquiera con morfina). Únicamente se conocen tres tipos de mamíferos venenosos: los ornitorrincos, las musarañas y los solenodontes.
4. Reproducción
Este eslabón perdido que une mamíferos, aves y reptiles es una de las cinco especies que en vez de dar a luz a sus crías, pone huevos. La hembra, tras gestarlos durante 28 días, los deposita e incuba durante no más de 10 días. Suelen poner entre uno y tres huevos -que presentan una sustancia pegajosa que los mantiene adheridos-.
5. Electrolocalización
Los ornitorrincos utilizan para cazar la electrolocalización. Gracias a una serie de electrorreceptores situados en hileras en la piel del hocico y a mecanoreceptores también distribuidos por el hocico, son capaces de percibir los débiles impulsos eléctricos que los animales producen al moverse. El sistema electrorreceptor del ornitorrinco es el más sensible de todos los monotremas y este interesante método sugiere que pueden también calcular la distancia a la que se encuentran las presas a partir de la diferencia en el tiempo de llegada de las dos señales. Así, cuando salen a cazar, mueven la cabeza de un lado al otro para detectar a sus presas comparando las diferencias en la intensidad de la señal y calculando cuánto tiempo tardarán en llegar.
VENDO PAN
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